Por: Leonardo Carrasco Salas y Hugo Soto González
Estudiantes de Pedagogía en Historia y Ciencias Sociales, Escuela de Formación Territorial GEOUACh

La extracción de materias primas representa hoy en día uno de los pilares fundamentales para la economía nacional, es decir, la explotación de recursos naturales tales como la minería, la agroindustria o la producción maderera, equivalen a las áreas de mayores ingresos para el país. Este desarrollo económico responde a las lógicas neoliberales, apreciables a lo largo de gran parte del territorio latinoamericano, caracterizado por una desmedida explotación a la naturaleza con devastadoras consecuencias, y en donde la figura del Estado pareciera estar ausente. Sin embargo, este juega un rol fundamental creando las condiciones necesarias para su funcionamiento.

De este modo, el turismo ha surgido como un importante elemento para el desarrollo económico de ciertas localidades sin tener que sacrificar su entorno natural, por el contrario, poniendo en valor la diversidad propia del paisaje, de su flora y fauna, y también las tradiciones culturales de sus habitantes en relación con el medio. No obstante y como característica fundamental del neoliberalismo, este termina interviniendo de forma irreparable los espacios naturales y coartando la posibilidad de sus habitantes tradicionales para acceder a sus lugares de reproducción cultural, por medio de privatizaciones dispuestas para el goce de un selecto grupo de la población correspondiendo normalmente, solo  a los sectores más acomodados. De esta forma se puede entender como pueden existir tanto casos de conservación, así como también de despojo de áreas naturales a través del turismo.

En cuanto a los casos de conservación, estos son más frecuentes en la zona austral del país, en donde ante la iniciativa de empresas transnacionales extractivistas como mineras, forestales y salmoneras, el turismo ha servido para la conservación de las áreas naturales al ser una actividad mucho menos nociva, tanto para el medio ambientes como para las comunidades a comparación de las anteriormente mencionadas. Aquí cabe destacar el caso del multimillonario estadounidense Douglas Tompkins[1], quien compró más de 400 mil hectáreas de tierras en la Patagonia con el fin de conservarlas, razón por la cual después de morir su esposa Kristine McDivitt donó estas tierras al Estado de Chile para la creación de tres parques nacionales: Pumalín, Melimoyu y Patagonia, los cuales protegen extensos territorios en las regiones de Los Lagos, Aysén y Magallanes, que posteriormente fueron utilizados para incentivar la actividad turística.


Imagen: Parque Nacional Pumalín.  Fuente: BBC News

Mientras tanto, y desde la otra vereda, es posible apreciar cómo las lógicas neoliberales se han acomodado dentro del espacio y discurso conservacionista, mediante la privatización y apropiación de la naturaleza en manos de inversionistas foráneos, para su posterior presentación como un bien de consumo. Como ejemplo de este fenómeno puede mencionarse la reserva de la naturaleza privada Huilo-Huilo, en ella, resaltan lujosos lodges orientados a un público de elevado poder adquisitivo, en donde es posible apreciar una puesta en escena de la naturaleza mediante fauna exótica y, además, una sintetización de la cultura autóctona. Autores como Huiliñir, Zunino y Matheus (2019)[2] quienes abordan este caso, concluyen, el cómo estas instalaciones han significado un factor de exclusión para sus habitantes cercanos, al mantener una economía orientada casi exclusivamente al turismo y por ende un elevado coste de la vida, en donde esta población, a pesar de las importantes ganancias generadas, solo puede optar a los cargos con menores salarios.


magen: Hotel Montaña Mágica – Huilo Huilo. Fuente: Rutas Chile

Como conclusión podemos afirmar que el turismo puede traer consecuencias en cuanto al despojo de áreas naturales para pobladores locales si este es aplicado sin tener en cuenta una visión de desarrollo colectivo, que tome en consideración las necesidades ambientales, así como también a las comunidades sin enajenarlas de sus territorios, como es el caso de la conservación de áreas naturales en el sur austral del país a través del turismo[3], el cual sin embargo necesita de una debida fiscalización para funcionar correctamente, ya que no se puede ignorar la defensa medioambiental y socio-cultural del territorio, evidenciando que no es lo mismo el crecimiento económico que un verdadero y necesario desarrollo sustentable, que es sin lugar a dudas hacia donde la actividad turística debe apuntar.

Referencias bibliográficas

[1] “Cómo la “histórica” donación de tierras del multimillonario estadounidense Douglas Tompkins le permitirá crear a Chile una red de parques nacionales del tamaño de Suiza”, BBC Mundo. Disponible en: https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-39297318

[2] Huiliñir, V., Zunino, H. and Matheus, L., 2019. Exclusión y desigualdad en localidades próximas a la Reserva Ecológica Privada Huilo-Huilo en el sur de Chile. ACME: An International Journal for Critical Geographies,, (18), pp.335-363.

[3] “La actividad turística en Aysén y sus impactos en el territorio”. Disponible en: https://futurorenovable.cl/la-actividad-turistica-en-aysen-y-sus-impactos-en-el-territorio/